Aprende a detectar el desgaste de los amortiguadores y reemplázalos a tiempo gracias a estos trucos. Conoce también los plazos en los que se deben revisar.
Si notas que tu coche no se siente bien asentado en las curvas, cuando frenas el morro se hunde demasiado o rebota en exceso tras superar uno de los típicos badenes de la ciudad, seguramente este artículo te vaya a resultar esclarecedor. ¿Ha llegado el momento de cambiar algo en la suspensión?, ¿cuándo debo cambiar los amortiguadores del coche?, ¿cada cuánto se cambian unos amortiguadores? Bien, veamos a continuación qué respuesta certera tienen estas preguntas clave.
Amortiguadores: ¿Cuándo se cambian?
Ahora que está tan de moda el efecto porpoising, que hace que los coches de Fórmula 1 reboten, no está demás que eches un vistazo a los amortiguadores de tu vehículo. El efecto en una suspensión en mal estado es bastante similar. Lógicamente, en tu propio coche no se produce un efecto succión como en los monoplazas, que se rompe y origina esos rebotes. En el caso de tu turismo, o turismos, es culpa directa de unos amortiguadores que han envejecido y necesitan ser sustituidos.
Basta un dato para darse cuenta de su importancia: según los expertos, un amortiguador se comprime unas 6.000 veces por minuto para mantener la estabilidad. Multiplica esa cifra por dos horas diarias de uso, cinco días a la semana…
Como decíamos, al ir perdiendo efectividad paulatinamente, los síntomas de que están en mal estado no son tan evidentes como otro tipo de averías, que se detectan mucho antes, como una fuga de aceite o la imposibilidad de arrancar ante una batería K.O. Aun así, hay una serie de alertas que se pueden interpretar fácilmente y que nos ponen en sobreaviso y ayudan al mecánico a atajar cuanto antes el problema.
Hablamos de:
- Al frenar, el morro se clava más de la cuenta
- Al acelerar a fondo, el culo se hunde
- Al pasar por un resalto o badén, el coche ‘baila’
- Mayor nerviosismo del vehículo cuando hay viento lateral
- Comportamiento extraño en curva, sobre todo, a la hora de enlazarlas, en las que al coche le cuesta entrar y salir
- Vibraciones extrañas en el volante
- Las ruedas comienzan a tener un desgaste uniforme de la banda de rodadura
No obstante, el truco clave para saber si ha llegado la hora de cambiarlos es, en parado, hacer fuerza con tus propios brazos y manos en el capó para hundir el eje delantero. Si sube y baja varias veces, no le des más vueltas porque ha llegado la hora de pasar por el taller. Ojo, también deberás pasar por el taller si echas gasolina en un coche diésel y viceversa
Lo que dicen los expertos
Los amortiguadores componen el llamado ‘Triángulo de la seguridad’ junto con los neumáticos y los frenos. Esto quiere decir que son parte indispensable del buen funcionamiento dinámico del automóvil. Si uno de estos tres componentes falla, el resto se verá afectado; y si todos ellos están en mal estado, imagina el resultado: una catástrofe.
¿No lo crees? Una amortiguación en mal estado de conservación, ya sea por uso excesivo o desuso, alarga la frenada casi un ¡40%! Es una línea muy alta entre salvarse y tener un accidente.
Por eso, es ideal chequearlos cada 20.000 kilómetros. En esa misma revisión puedes pedir al mecánico que ojee la suspensión y compruebe si alguno de estos elementos pierde aceite, lo que acelera su deterioro. Es importante controlarlos de forma más regular en zonas de montaña y en la costa debido a la corrosión que genera la sal. También debemos ser conscientes del uso que se da al automóvil, porque no es lo mismo uno que circula prácticamente por autopista, a otro que lo hace en ciudad, un tercero que rueda por carreteras en mal estado o un cuarto que generalmente lo hace con varios ocupantes y/o cargado. Asimismo, hay que estar atento si se lleva remolque.
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